Que no tienes tiempo para hacer ejercicio debido a tu trabajo es una
excusa que está dejando de ser válida. Existen maneras de mantenerte activo/a
en tu oficina y no perderte de los beneficios del ejercicio. No dejes de leer
para que pongas en práctica el movimiento en tu lugar de trabajo.
Luciana siempre fue deportista, pero desde que empezó a trabajar como
asistente en una oficina de Relaciones Públicas hace 3 años, el ejercicio se ha
vuelto cosa del pasado. Para ella, los días de trabajo son largos y las horas,
muchas veces impredecibles. Por eso, dice que no tiene tiempo para hacer
ejercicio.
Muchas personas como Luciana quieren hacer ejercicio pero tienen
trabajos que les consumen el día entero. Para cuando llegan a sus casas, lo
único que quieren hacer es irse a dormir. ¿Cómo puedes hacer para incorporar la
actividad física con esos horarios de trabajo tan estrictos? La respuesta es
sencilla: haciendo ejercicio en tu oficina.
¿Cómo? Te preguntarás. Aquí te doy algunas ideas para que tus días
de trabajo sean productivos en todo sentido. También para tu salud.
1. Si puedes, camina al trabajo o ve en bicicleta. Si tomas el camión o bus, bájate
unas cuadras antes para caminar el resto. Si tu oficina es en un piso
alto, sube las escaleras. Si vas en carro, auto o coche, estaciónalo lejos de la entrada.
2. Busca oportunidades para
estar de pie: de esa manera se queman más calorías que sentado/a en la silla.
Por ejemplo, contesta tus llamadas de pie, quédate parado/a durante una
reunión, no te sientes para tomar tu café, etc.
3. Reemplaza tu silla por una pelota de ejercicio.
Esto te ayudará a fortalecer tus músculos centrales.
4. Sentado/a en tu silla,
levanta una pierna, extiéndela y cuenta 3 segundos. Luego baja el pie sin tocar
el piso y sostenlo por varios segundos. Repite con la otra pierna y haz 15
veces con cada una.
5. Haz sentadillas con una
pierna (o con las dos) mientras esperas a que salgan tus fotocopias o el fax
que te mandaron.
6. Mantén unas pesas pequeñas o bandas de
estiramiento en el cajón de tu escritorio. Así puedes tomarte descansos y
trabajar tus bíceps, por ejemplo, entre una llamada y otra; o mientras esperas
para una reunión.
7. Si te da sed, levántate a
buscar el agua, el té o lo que tomes. Es mejor hacer varios viajes a la cocina
de la oficina durante el día, que tener todo a la mano. De esa forma podrás
caminar.
8. Si tu escritorio es
sólido y fuerte como para soportar tu peso, puedes hacer lagartijas (push
ups) para fortalecer tus brazos. De pie, pon tus manos sobre el escritorio.
Aleja tus piernas para que quedes con una inclinación de 45 grados sobre el
escritorio y haz 15 repeticiones.
9. Para descargar y liberar
la tensión puedes hacer ejercicios de estiramiento: levanta tus brazos por encima de tu cabeza como si quisieras tocar el
cielo. Sostén por al menos 10 segundos.
10. Para estirar y relajar tu
cuello, inclina tu cabeza de manera que tu oreja casi toque el hombro. Luego,
con tu mano presiona suavemente la cabeza hacia el hombro. Repite con cada
lado.
11. Para estirar la parte
posterior de tu muslo y tu espalda, aleja tu silla del escritorio y pon el pie
sobre el, de manera que la pierna quede estirada. Inclínate hacia la pierna
hasta que sientas un estiramiento en la parte de atrás de ésta. Repite con la
otra pierna.
12. Camina durante tu hora de
almuerzo y ¡sube las escaleras!
Con estos ejercicios no vas a ser un/a deportista estrella, pero sí
lograrás algo, que es mejor que nada. Recuerda que la recomendación es hacer al
menos 30 minutos de ejercicio diario. Piénsalo: media hora al día en medio de
tu horario de trabajo (por más enloquecedor que sea), no es nada. Y en cambio
puede ser una pausa que te dará un respiro para poder seguir siendo
productivo/a.
No hay más excusas: ¡haz ejercicio mientras trabajas!
Doctora Aliza • 25 mayo, 2015
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